El lenguaje rara vez es un fin en sà mismo. Tampoco es algo simple y absoluto. El lenguaje solo cobra sentido cuando lo ponemos a trabajar y producimos un texto. Cada palabra escrita o hablada forma parte de un puzle lingüÃstico de miles y miles de piezas con infinitas posibilidades y efectos que, de una manera u otra, pone en marcha la comunicación.
En el mundo se hablan miles de lenguas, muchas de las cuales formadas por decenas de dialectos. Cada individuo a su vez tiene su propio deje y acento, habilidades lingüÃsticas especÃficas y, sobre todo, su propio contexto lingüÃstico. Y aun asÃ, o precisamente por esta razón, nos comunicamos constantemente. Siempre estamos reinterpretando los actos lingüÃsticos de otros para adecuarlos a nuestra experiencia. Y cuando dicha reinterpretación ya no es posible, porque la brecha entre el idioma del hablante/escritor y el del oyente/lector es demasiado grande, necesitamos un traductor o un intérprete, un profesional que restaure el puente de comunicación.
A menudo se afirma que la traducción es imposible, que una traducción siempre traiciona el mensaje original. Este es probablemente el caso de los textos literarios y poéticos que, más que un mero acto de comunicación, son obras de arte talladas en una lengua. ¿Pero por qué no ser más optimistas cuando se trata de un texto comercial, un manual, una carta de empresa, un libro de cocina, una página web o un artÃculo cientÃfico? Se trata de mensajes más o menos inequÃvocos que se pueden transferir perfectamente de un sistema lingüÃstico a otro.
Ni falta hace decir que la traducción no es una cuestión de transferencia mecánica, sino una interacción de factores lingüÃsticos y socioculturales en la que las dificultades como los juegos de palabras, las frases hechas y las referencias culturales no son insuperables, sino más bien un desafÃo fascinante para el lingüista. La traducción es una profesión multifacética que requiere no solo gramática, vocabulario y estilo, sino también conocimiento del mundo y de la naturaleza humana. ¡Y claro está que la traducción automática todavÃa no dispone de estos conocimientos!